Presencia.
En ocasiones, voy al exterior a buscar plenitud, conexión, ese momento en que los sentidos se amplían y todo se enlaza. Uno tiende a pensar que esa conexión es más intensa cuando la actividad es más potente: una montaña más difícil, una pared vertical, una ladera de hielo dura. Sin embargo, voy intuyendo que puedes recorrer las montañas más altas o exigentes… y no enterarte de nada. Un paseo con el perro, a paso lento, puede hacerte captar el viento, los olores, el sonido de la manera más intensa. Es cuestión de enfocar desde el interior. No siempre es fácil, pero a veces surge la magia.
Estar presente y consciente es una de mis formas de disfrutar de la realidad.
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